Un álbum dónde la lírica es la base para comunicar las ideas y vivencias de un hombre en plena edad media.
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Armando Palomas - Suite Florencia
Siempre es grato escuchar a Armando Palomas. No importa cuando leas esto. A base de blues y jazz, el músico rinde cuentas sobre ciertos pasajes de su vida en el que tal vez sea el álbum más personal de su carrera, lo cual es una verdadera proeza considerando que este es su disco número 28 y de todos modos no se le ve abrumado por el tiempo y el camino recorrido. El cancionero no tiene llenadera.
Suite Florencia es el título y está inspirado en una habitación del hotel Milán, ubicado en la colonia Juárez de la Ciudad de México, lugar que ha fungido como cuarto de inspiración para contar tantas historias y perspectivas de vida, como si el Palomas no tuviera mucho qué decir; espacio donde las fiestas, risas cigarros y alcohol no han faltado, pero tampoco la inspiración arrabalera, esa que sale a sangre, sudor y tinta, con la cual ha logrado tantas grandes canciones que refieren a su ciudad y su vida en ella. Un Woody Allen chilango.
Y es que, ¿por qué contar la vida de otros cuando puedes contar la tuya? Armando Palomas no es un stalker, es un cronista de los tiempos que le tocó vivir y a leguas se nota que ha sabido disfrutar en cada letra saturada de inspiración, sufrimiento y risas. Hoy por hoy es uno de los cancioneros más importantes que no se para solo con su guitarra a cantar, de esos hay muchos: lo hace con un blues rasposo, un jazz arrabalero, líricas chilangas y personales, y voz cavernosa y actitud de guacarrocker.
No hace falta decir que Suite Florencia es un álbum lleno de cadencia, con dos o tres canciones que se revelan al resto, otras a piano y voz, y algunas más con el blues por bandera, dónde la lírica del cancionero, como en el hip hop, es la base para comunicar las ideas y vivencias de un hombre en plena edad media que invita a la introspección, pero no de esa que decimos que hemos vivido de dientes para afuera, no: de esa que se sufre y te cambia desde la médula por la magnitud de la experiencia. Y es esa la que refleja en cada letra.
Piezas maravillosas como Junkie, Muérete De Todo (Pero No De Las Ganas), La Canción De La Fiesta Eterna (Gracias Por Habitar En Mis Canciones), Ciego, Matías, Canción Desnuda #9 (Suite Florencia) y Canción De Cuna Para El Mar De Tus Ojeras son verdaderos himnos catárticos de un hombre que ha vivido de todo y no se ha quedado con las ganas, de los amores que han desfilado en esa habitación y de todo lo que ha tenido que dejar (menos las canciones) para ser el Armando Palomas que es hoy.
A la distancia, el cancionero se ha colocado como uno de los letristas más inteligentes en la escena. Con una riqueza lírica y sensibilidad creativa para comunicar de forma eficiente todo lo que tiene qué decir, que es mucho, y no parece que quiera dejar de hacer lo que más lengusta. Discos como Suite Florencia me hacen apreciar más la música y me hacen reafirmar que toda esta dedicación a escribir de ella vale la pena. Discazo.
Suite Florencia es el título y está inspirado en una habitación del hotel Milán, ubicado en la colonia Juárez de la Ciudad de México, lugar que ha fungido como cuarto de inspiración para contar tantas historias y perspectivas de vida, como si el Palomas no tuviera mucho qué decir; espacio donde las fiestas, risas cigarros y alcohol no han faltado, pero tampoco la inspiración arrabalera, esa que sale a sangre, sudor y tinta, con la cual ha logrado tantas grandes canciones que refieren a su ciudad y su vida en ella. Un Woody Allen chilango.
Y es que, ¿por qué contar la vida de otros cuando puedes contar la tuya? Armando Palomas no es un stalker, es un cronista de los tiempos que le tocó vivir y a leguas se nota que ha sabido disfrutar en cada letra saturada de inspiración, sufrimiento y risas. Hoy por hoy es uno de los cancioneros más importantes que no se para solo con su guitarra a cantar, de esos hay muchos: lo hace con un blues rasposo, un jazz arrabalero, líricas chilangas y personales, y voz cavernosa y actitud de guacarrocker.
No hace falta decir que Suite Florencia es un álbum lleno de cadencia, con dos o tres canciones que se revelan al resto, otras a piano y voz, y algunas más con el blues por bandera, dónde la lírica del cancionero, como en el hip hop, es la base para comunicar las ideas y vivencias de un hombre en plena edad media que invita a la introspección, pero no de esa que decimos que hemos vivido de dientes para afuera, no: de esa que se sufre y te cambia desde la médula por la magnitud de la experiencia. Y es esa la que refleja en cada letra.
Piezas maravillosas como Junkie, Muérete De Todo (Pero No De Las Ganas), La Canción De La Fiesta Eterna (Gracias Por Habitar En Mis Canciones), Ciego, Matías, Canción Desnuda #9 (Suite Florencia) y Canción De Cuna Para El Mar De Tus Ojeras son verdaderos himnos catárticos de un hombre que ha vivido de todo y no se ha quedado con las ganas, de los amores que han desfilado en esa habitación y de todo lo que ha tenido que dejar (menos las canciones) para ser el Armando Palomas que es hoy.
A la distancia, el cancionero se ha colocado como uno de los letristas más inteligentes en la escena. Con una riqueza lírica y sensibilidad creativa para comunicar de forma eficiente todo lo que tiene qué decir, que es mucho, y no parece que quiera dejar de hacer lo que más lengusta. Discos como Suite Florencia me hacen apreciar más la música y me hacen reafirmar que toda esta dedicación a escribir de ella vale la pena. Discazo.
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