Por: Maricelita Palma
-Hace mucho tiempo surgió en la mente del productor Pablo Sánchez, de Producciones Peligrosas, invitar a sus amigos indie, rockeros, poperos y flamencos que han pasado por ese emblemático estudio, a crear un homenaje a la ciudad que los vio nacer: Granada. Fue así como con la ayuda de Nicolás Hernández, de la banda El Hombre Garabato, que además fungió como banda base de este disco, que surge El Ombligo de la Luna, una placa que vio la luz hace unas semanas y que tiene como propósito extra el de reunir recursos y ayudar a la Fundación Escuela de Solidaridad, enfocada al apoyo de personas en riesgo de exclusión y marginación.
El conjunto de canciones representó todo un reto, pues cada banda reversionaria a otra desde su propio estilo, que dicho sea de paso es completamente diferente. Abriendo el disco con Vuelvo a Granada, original de Miguel Ríos, está vez en manos de Lori Meyers quien le dio un toque fresco y potente a la versión original. A Miguel Ríos le toco reversionar Errante, canción mutante de Niños Mutantes, que Ríos hace tan propia y digna que bien podría pasar por suya. A Niños Mutantes les toco interpretar La Estrella, original de Enrique Morante, sustituyendo los toques flamencos de la versión original por una guitarra que le da velocidad y una batería que se disfruta entre verso y verso.
Tendría Que Haber Un Camino para que Enrique Morente estuviera en el disco a pesar de estar ausente en este plano ¿cierto? Pues bien, el productor Pablo Sánchez se dio a la tarea de digitalizar la voz que tenía, en una vieja cinta análoga, de Morente cantando está pieza original de Los Planetas, sumándole una guitarra, percusiones y hasta un coro de cámara para lograr esta pieza, que además de añoranza implícita tiene mucho corazón. A Los Planetas les toco interpretar Torre de Vela de 091, bandas tan disimiles pero tan parecidas en esencia, que logran un gran trabajo con ese toque característico que es la voz de J.
El Nuevo Harlem es una de las piezas más bailables de todo el disco, al mando de José Antonio García de 091, quien imprime a la rola toques de punk que le dan fuerza y agresividad. Antonio Arias de Lagartija Nick logra mantener la esencia melancólica y un tanto gótica de Sebastián, en el tema original de Napoleón Solo.
Avanzando en el disco llega el momento de cantar y rejuvenecer totalmente a Mónica, un tema de esos románticos que Los Ángeles interpretan de manera extraordinaria, pero está vez por Napoleón Solo, que logra mantener la esencia y traer de vuelta un éxito que tiene a cuestas por lo menos tres décadas. Una artista que no podía faltar es Estrella Morente, que inunda de flamenco y una guitarra eléctrica el Ángulo Muerto de José Ignacio Lapido.
Casi cerrando el disco, La Pequeña Muerte, de Lori Meyers, nos presenta un cambio de guitarras: la eléctrica de la versión original por una totalmente acústica y unos palillos, de José Ignacio Lapido, que se asoman entre líneas y le dan su sello particular.
El último track de este disco es una fiesta de sonidos comandados por Eskorzo, quien logra justo lo que pregona la letra de Mestizo: una mezcla de culturas entre mulatos, criollos, moriscos y zambos. El tema original de Carlos Cano, no pudo haber quedado en mejores manos para El Ombligo del Mundo, respecto al título del disco es una ironía que refleja perfectamente el sentir y el orgullo de los artistas de Granada, que en su visión no tienen nada que envidiarle al resto del mundo pues el talento de los músicos habla por sí solo. El disco está disponible en plataformas digitales y en físico para todos los coleccionistas y melómanos.
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