Ir al contenido principal

Adrián Quesada - Boleros Psicodélicos

Por: Iván Cigarroa 


-Primavera de 1997, Huixquilucan, Estado de México. Como parte de una investigación universitaria, nos enviaron a un pueblo de esa entidad del cual ya no recuerdo el nombre. Literalmente era un poblado nuevo, muy precario en servicios. Al terminar nuestra labor y como buenos estudiantes, fuimos a una cantina -también, infaltable, en lugares como ese-. Mientras bebiamos cerveza para relajarnos del infernal calor, en la rockola sonaba un disco de éxitos, el autor: various artists (así decía) con canciones de tipo arrabalero, baladas que incluían un sonido del teclado muy mal ejecutado y pésimamente producido, de acuerdo a mi percepción. La voz, nasal, gangosa, imploraba a ese amor tóxico que no lo dejara y en el coro adornaba en llanto su sentir por el fin de la relación. Nunca supe quién era, pero al carajo, yo prefería mil veces a Korn, Los Esquizitos o The Chemical Brothers. Para mí esas eran porquerías.

En 2002 Adrián Quesada  multiinstrumentista y cabeza de Black Pumas, regresaba a casa en auto, allá en Austin, Texas; cuando de pronto escuchó Esclavo Y Amo en la radio, una poderosa versión en la voz de Aldo Guibovich de Los Pasteles Verdes. El tema causó una profunda impresión en él, misma que fue cocinando poco a poco y es ahora -20 años después-, cuando logra materializar sus ideas en el álbum Boleros Psicodélicos.

Durante mi niñez y parte de mi juventud era una costumbre ver películas mexicanas en tele abierta. Fue una época en que el cine de ficheras estaba en el apogeo de su decadencia (siempre será bastante discutible hablar de ese género del cine mexicano). Había otras cintas que grupos como Los Yonics, Vicente Fernández o Los Tigres Del Norte protagonizaban o cuando menos tenían un cameo. La música pasaba a otro plano porque simplemente eran malas películas. Eran verdaderos bodrios. Y reforzaba mi idea de que esa música era una porquería.

Adrián Quesada, mexicano radicado en Estados Unidos, se reencontró con esa música en aquella ocasión, en su auto. Lo suyo siempre ha sido el rock, grunge o hip hop, pero en esa ocasión algo cambió dentro de él. Es imposible que escuches esas canciones y no te provoquen algo, un recuerdo seguramente debería disparararse. 

Es ahí donde Adrian y yo convergemos: aunque son distintas épocas, de alguna forma hubo un momento coyuntural que nos hizo reencontrarnos con ese sonido. A él le pasó en su auto en 2002. A mi ahora, al escuchar su disco.

Nunca fui fan de esos géneros, aunque ganó algo de mi respeto cuando a finales de los 90 supe que Geoff Barrow de Portishead solía venir a México a surtirse de vinilos de bandas como Pasteles Verdes en una antigua tienda de discos ubicada en Iztapalapa, Ciudad de México, en el mismo lugar donde desde hace más de 15 años hay un Radio Shack en ese mismo local. Así dejé las cosas, con mucho respeto pero distanciado de esa música.

Y lo que encuentro en Boleros Psicodélicos es eso, una profunda conexión entre la música mexicana y la psicodelia que esas bandas -o conjuntos, como les decían en ese entonces-. Es un disco de covers, lleno de una fuerte presencia del sonido que en ese entonces proliferaba en el mercado musical, y con colaboraciones maravillosas, excepcionales.

Al reencontrarse con esta música, Adrián buscó darle todo el sentido posible entre el sonido de los años 70 y cómo podría ajustarlo a la actualidad. El resultado es una colección de 10 canciones, algunas instrumentales, que reviven una época que vale muchísimo la pena traer de vuelta. Piezas finas como El Muchacho De Los Ojos Tristes (con la cantante de indie pop Tita), Tus Tormentas (con la ganadora del Grammy, Mireya), Ya No Me Quieres (con el productor JaRon Marshall), El Payaso (con la sensacional Girl Ultra), El Paraguas (con Gabriel Garzón-Montaño), o las poderosas Esclavo Y Amo (con Natalia Clavier de Thievery Corporation), Mentiras Con Cariño (con la portorriqueña iLE) y Hielo Seco (con Money Mark y Marc Ribot), hacen de este disco una odisea disfrutable de principio a fin con una luz roja que ambiente el lugar y una cerveza en la barra.

Me quedé boquiabierto al escuchar este disco. De todos los géneros que me he abierto a escuchar en estos años, este es prácticamente el que ignoraba. Adrian Quesada le dio un nuevo sentido y ahora me permitiré escuchar más de estos exponentes (menos a Los Temerarios, esa voz no la soporto, es un tema pendiente pero esa, es otra historia). Ese amor, esa psicodelia y todas las colaboraciones son excepcionales. Discazo.

Adrián QuesadaBoleros Psicodélicos
ATO Records / 2022

Comentarios

  1. No me esperaba algo como esto pero la verdad estoy hipnotizada, me encantó la música y la reseña, soy de esas personas que alguna vez pensó que escuchar algo como esto sería atrabalero pero se convirtió en lo opuesto como dice la canción de Mentiras con cariño. Pero solo diré que te gontoda la mañana escuchando esto :)

    ResponderBorrar
  2. Jajaja bueeeeno, justo lo que buscaba para responder sin responder. Qué letras, qué sentimiento. Gracias por enseñarme esto que se hizo tan disfrutable!!!!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Disco 354 Natanael Cano - Soy El Nata

El sonido de este disco es el siguiente paso en la escala evolutiva de la música, por lo menos en México. Día 354 de #EscucharUnDiscoDiario #PorqueLaMusicaImporta #366Discos Natanael Cano -  Soy El Nata 2020 / Rancho Humilde Lo que hoy vas a leer es un fenómeno que está sucediendo al norte de México, en redes sociales y principalmente en Estados Unidos. Se trata de una nueva corriente musical, producto de la fusión de otras que, si bien son musicalmente opuestas, lírica mente tienen mucho en común. Porque Natanael Cano, así como lo ven, es mexicano pero radica en el país de arriba, y aunque lo suyo ha sido por un tiempo el trap puro, lo que está haciendo hoy día tiene más qué ver con el regional mexicano y lleva por nombre corridos tumbados. Este nuevo género que agrada a millones -y no lo digo yo-, es la nueva sensación en un sector que aquí en Ciudad de México, desde donde escribo todo esto, es mayormente desconocido. Lo que empezó como una carrera musical igual que la de muchos ...

El perdido arte de obtener un autógrafo

Aaaaahhhh, el autógrafo. Ese objeto que con el tiempo toma un valor sentimental tan grande que logra convertirse en arte-objeto, figura de colección, o hasta imagen religiosa. Claro, a un nivel personal. ¿Dónde ha quedado esa costumbre de buscar a tu artista favorito y pedirle que firme tu disco, póster, revista o parte del cuerpo? Todo parece indicar que se ha perdido.  Mi buen amigo Garys Piñón me contó una historia que bien resume el estado actual de esa acción, la primera y más importante para un fan: Dada la situación, es de notarse como en la actualidad la idea de obtener una firma sobre la portada del disco de tu artista favorito se ha vuelto obsoleta. Es la triste realidad, aunque tampoco se puede generalizar. Durante mis años como reportero tuve oportunidad de conseguir que algunos artistas firmaran mis discos, aquí unos ejemplos: La verdad es que todo ...

Vulnificus - Invocation

Por: Jakmer   -Vamos rápido con este material con gran  brutalidad y destreza, es en suma un grotesco death lo que en esta ocasión nos comparte este duo de Pennsylvania, Estados Unidos, de brutal death metal. Nos dejan bien claro que no se necesitan más que dos instrumentos para darnos un material de este calibre, dando parte al lanzado el año pasado como un complemento. Si estás preparado para que tus oídos vuelen en un remolino de mucho ruido con una danza imponente y con guturales bestiales, estás en el lugar correcto.  Está producción de cinco canciones apertura con The Viral Virus , con una secuencia al inicio que se corta al liberarse abruptamente los primeros riffs, con un gutural desgarrador y batería hueca, anuncio de la bestialidad que se aproxima. Nos atrapa la rapaz Coerced Into Compliance , una joya de velocidad, y a pesar de su prisa nos permite entrever pausas para que cada instrumentos sea escuchado. Llegamos a la parte de la cadencia lenta, donde cada ins...