Plastic Beach también trajo cambios medulares, desde cómo contar las historias, la animación, y sobre todo en el estilo musical. Nada fue igual después.
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Gorillaz - Plastic Beach
2010 / EMI Music
Así las cosas, Plastic Beach también trajo cambios medulares, desde cómo contar las historias, la animación, y sobre todo en el estilo musical. Es como si Dapuntobeat invitara a Julio Preciado y a Alemán a cantar en un tema. Es decir, rompió ciertos moldes, tienen esa facilidad, no son tan puristas como aquí. Pero esa multiplicidad sónica es la que ha encumbrado a esta banda mitad virtual, mitad humana.
Como dije arriba las colaboraciones son de ensueño: Bobby Womack y Mos Def en Stylo; Little Dragon en Empire Ants y Binge; Snoop Dogg y el Hipnotoc Brass Ensemble en Plastic Beach; Lou Reed en Some Kind Of Nature; Gruff Rhys y De La Soul en Superfast Jellyfish; Mick Jones y Paul Simonon en la otra Plastic Beach; y Kano, Bashy y The Lebanese National Orchestra for Oriental Arabic Music en White Flag. Es fácil darse cuenta que los estilos varían de uno a otro tema, y ese es precisamente el valor agregado del disco: su eclecticismo.
Una de las cosas que más me gusta en la música es la capacidad de crear mundos, historias, universos, dónde los personajes convergen entre sí, pero sobre todo, que haya continuidad. Gorillaz es el mejor ejemplo de ello al dar un paso adelante, creando personajes que se han vuelto entrañables que hacen música fuera de serie, pero sobre todo, que de alguna forma tomaron vida al salir de la música para ser completamente animados. Ahí las cosas se ponen mejor.
Plastic Beach es un disco que dio continuidad a la historia que quedó pendiente en su álbum anterior, Demon Days. Había que reunir nuevamente a 2D, Noodle, Russell y Murdoc en una nueva aventura; pero cinco años después había que dar algunas explicaciones en ciertos detalles que quedaron inconclusos.
Musicalmente, posee más luz y color que el anterior. Se orienta más hacia el hip hop que hacía el rock, aunque nunca queda descartado del todo, pero es el pop el género que predomina en esta producción. Además, hay muchas colaboraciones, prevalecen más que nunca y marca la pauta para los álbumes que vendrían después, dónde Damon Albarn cede los micrófonos a las voces invitadas.
Plastic Beach es un disco que dio continuidad a la historia que quedó pendiente en su álbum anterior, Demon Days. Había que reunir nuevamente a 2D, Noodle, Russell y Murdoc en una nueva aventura; pero cinco años después había que dar algunas explicaciones en ciertos detalles que quedaron inconclusos.
Musicalmente, posee más luz y color que el anterior. Se orienta más hacia el hip hop que hacía el rock, aunque nunca queda descartado del todo, pero es el pop el género que predomina en esta producción. Además, hay muchas colaboraciones, prevalecen más que nunca y marca la pauta para los álbumes que vendrían después, dónde Damon Albarn cede los micrófonos a las voces invitadas.
Así las cosas, Plastic Beach también trajo cambios medulares, desde cómo contar las historias, la animación, y sobre todo en el estilo musical. Es como si Dapuntobeat invitara a Julio Preciado y a Alemán a cantar en un tema. Es decir, rompió ciertos moldes, tienen esa facilidad, no son tan puristas como aquí. Pero esa multiplicidad sónica es la que ha encumbrado a esta banda mitad virtual, mitad humana.
Como dije arriba las colaboraciones son de ensueño: Bobby Womack y Mos Def en Stylo; Little Dragon en Empire Ants y Binge; Snoop Dogg y el Hipnotoc Brass Ensemble en Plastic Beach; Lou Reed en Some Kind Of Nature; Gruff Rhys y De La Soul en Superfast Jellyfish; Mick Jones y Paul Simonon en la otra Plastic Beach; y Kano, Bashy y The Lebanese National Orchestra for Oriental Arabic Music en White Flag. Es fácil darse cuenta que los estilos varían de uno a otro tema, y ese es precisamente el valor agregado del disco: su eclecticismo.
Damon Albarn creó Gorillaz como una idea de ofrecer música a su pequeña hija, que de acuerdo a su visión, no había música infantil interesante. Me sentí igual. Esta banda se la mostré a mi hija desde pequeña, creció con ella, con canciones como Clint Eastwood y Feel Good Inc. Estar a su lado cuando se presentaron en el Vive Latino fue maravilloso. Como si se le hubiera preparado para verlos. Y a mi me reafirmó lo que siempre he pensado de la música: une almas y sirve para encapsular momentos en el tiempo. On Melancholy Hill fue nuestro momento. Y un momento dura para siempre.
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