Por: Iván Cigarroa
-Cuando Björk llegó a nuestras vidas fue mediante su banda The Sugarcubes (aunque no faltará quien diga que la seguía desde que era niña). Sin embargo, fue en su etapa solista cuando logró acaparar la atención del mundo con su sonrisa, ojos razgados y extraña voz. Había un talento que, se percibía, estaba a punto de explotar ante nosotros.
Y pasó. Debut es la bomba responsable con la que todos supimos de su existencia. Su atípica forma de cantar, los videos surrealistas que transmitía MTV, las letras introspectivas y ritmos que iban de la electrónica al alternativo abrieron el camino para que muchas otras artistas fueran reconocidas en el mundo. Islandia, su país de origen, estaba en el mapa para muchos.
Y es que a la par de Tori Amos y PJ Harvey, abrió brecha para ver y entender al mundo a través de sus ojos. Ya no se trataba de cantar canciones de amor, donde esperaban al príncipe azul con quien compartirían el resto de sus días. Tanto Amos como Harvey tienen una forma cruda de retratar la realidad. Björk es más poética, detalla con palabras más detalladas sus vivencias y visión de la vida. Debut tiene eso, una inocente colección de canciones que refieren a tiempos pasados, porque para cuando escribo esto han pasado 30 años desde su lanzamiento, y aunque ya no suena tan fresco como otros discos suyos, por lo menos conserva la actitud y rebeldía de la época.
De muchas formas, la electrónica con sutiles tintes a rock y llamativas pinceladas de pop estaban ahí. Björk Guðmundsdóttir sabía a dónde quería llevar su música con un estilo atípico para la época, tanto por que el grunge estaba en su apogeo como porque el sonido, tal cual, nose escuchaba en los 80 y principios de los 90; además de mostrarse como un ícono único, que por lo menos a mi sí me parece adelantado a su época.
Debut reúne sonidos como el jazz, trip hop y house de forma tan fina, que en varios casos se fusionan para dar forma al sonido característico de una Björk que además, posee una voz privilegiada y con la cual ese amasijo de influencias no habrían encajado bajo ninguna circunstancia. Meses después de su lanzamiento ya había vendido cerca de cinco millones de copias, aunque su sello, One Little Indian, solo esperaba vender 20 mil. La propuesta sobrepasó la demanda, principalmente porque el mundo ya estaba inmerso en nuevos talentos. Nada quedaba de los 80.
Ahora, la visión del amor en Björk es muy distinta a la de sus otras contemporáneas, ya lo mencioné. En Debut, hay cierta inocencia en Venus As A Boy, la fiesta en Big Time Sensuality y Violently Happy, que destacan por su orientación al house y otros ritmos bailables; Like Someone In Love emplea una hermosa arpa, lo que me recuerda que en el correr del disco hay flautas, pianos y arreglos de cuerdas. Por innovar no paraba.
Play Dead entró en una reedición del disco, porque formó parte de la cinta The Young Americans; One Day es una hermosa balada con arreglos hermosos y una caja de ritmos cadenciosa; Crying es la antítesis del amor tóxico, y Human Behaviour guarda una maravillosa visión sobre cómo nos ven los animales con nuestros comportamientos viscerales y estúpidos.
Nellee Hooper produjo esta maravilla que, gracias a su trabajo, logró sonar y aportar para el encumbramiento del trip hop, tras la muerte de Kurt Cobain y llevarse el grunge a la tumba. Debut, no es solo el primer disco tras separarse de The Sugarcubes en aquellos momentos, es la confirmación de que la música no debe estar forzada a sonar de una misma forma, la diversidad de esta producción le permitió alcanzar nuevos públicos en todo el mundo. Y así fue. El futuro es hoy. Discazo.
Björk - Debut
One Little Indian / 2023
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