Por: Álvaro Fong
Después de esos dos discos todo vino para abajo. Un álbum de cóvers llamado B-Sides Ourselves y el disco Subhuman Race, que no tuvieron tan buena aceptación por la época en que salieron y la competencia de la ola grunge. Pero todo eso lo hubieran superado con creces como lo hicieron otros grupos contemporáneos si Skid Row no se hubiera separado de su vocalista Sebastian Bach. Sé que esto suena a metalero nostálgico que se está quedando calvo y no está abierto a los cambios, pero hay una gran verdad: Skid Row sin Sebastian Bach ya no brilló y Sebastian Bach sin Skid Row tampoco. No importó que los fanáticos rogaran una y otra vez que por favor se reunieran. Ninguna de las partes quiso regresar.
Y los resultados saltaron a la vista: la carrera solista de Sebastian Bach ha sido de muchos altibajos y sin un verdadero hit que recordar. Por su parte Skid Row pasando de vocalista en vocalista sin poder establecerse realmente con uno que conecte con el público. Veamos: Después de Sebastian Bach, entró Johnny Solinger (1999-2015) con quien grabaron álbumes tan poco interesantes como Thick Skin y Revolutions Per Minute. Después vino Tony Harnell (sólo 2015). Posteriormente el ex vocalista de DragonForce ZP Theart (2017-2022) y ahora nos presentan a Erik Grönwall, ex de los suecos H.E.A.T. con quien grabaron este nuevo disco llamado The Gang’s All Here.
Y ya saben, las típicas declaraciones: “apenas empezamos a tocar juntos sentimos una gran química, como si hubiéramos nacido el uno para el otro” o “creo que él es el vocalista definitivo… bla bla bla”. Lo malo de todo eso es que lo mismo dijeron de los tres anteriores y siguen sin lograr un mega hit como en los dos primeros álbumes con Sebastian Bach. Pero analicemos esta obra: primero perdónenme si lo hago desde la comparativa con el vocalista original, pero creo que lo más sano que podría lograr Skid Row es tener un cantante que cante casi igual y Erik Grönwall… casi lo logra. Sí señoras y señores, Erik Grönwall se asemeja bastante más a Sebastian Bach que los anteriores y además, tiene una ventaja, es más joven, puede alcanzar altos registros y es capaz de cantar los clásicos como en sus mejores épocas.
Esta situación parece haber inspirado a los demás integrantes, pues las ejecuciones de bajo, batería y guitarra suenan inspiradas y sólidas, tal vez no al nivel de la pesadez de Slave to the Grind, pero sí con ganas de rockear intensamente. Escúchense temas como Nowhere Fast, el hermoso intro de bajo de The Gang’s All Here, la cadencia de Time Bomb, el próximo clásico Tear It Down o la potencia de The Lights Come on. Suena definitivamente un Skid Row rejuvenecido, obviamente sin descubrir el hilo negro pero rockeando como si fueran una de esas nuevas bandas de adolescentes con ganas de comerse el mundo.
Qué bueno, ojalá que con Erik Grönwall sí duren, establezcan una verdadera química de banda y trasciendan, porque tantos años de oscuridad han mermado en su popularidad. Pero es una realidad que para que esto suceda deben superar la magia de sus dos primeros discos y no sé si lo lograron esta ocasión.
Pero van bien. La prueba es el tema October’s Song, los 7 minutos más interesantes de Skid Row en los últimos 20 años. Ése es el camino, muchachos.
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