Para muchos, la mejor época de The Black Keys ya pasó. Después de El Camino no ha habido un solo disco que sea disfrutable al 100 por ciento, mucha experimentación, pocos hits y diferencias al interior ha provocado que el dueto no haya sido muy prolífico en la última década.
Sin embargo, Dropout Boogie tiene elementos valiosos que pueden traer de vuelta a la banda. Se trata de un disco menos pretencioso, pero contundente en sonido y discurso; con el blues rock por delante, grandes canciones de principio a fin y toda la mala racha al carajo.
Para lograr este balance, Dan Auerbach y Patrick Carney se enfocaron en crear melodías sencillas donde blues rock y boogie llevaran el liderazgo y con algunas colaboraciones de amigos, en específico me refiero a Billy F. Gibbons de ZZ Top.
Se les nota más centrados en ofrecer buenas canciones, alejados de la idea de ser un grupo innovador o propositivo. Se han quitado de encima ese peso y lo único que les interesa es disfrutar su música y tocarla en vivo.
Para ello, piezas como How Long, For The Love Of Money, Burn The Damn Thing Down, Good Love (con Billy F Gibbons), Baby I'm Coming Home o el primer sencillo Wild Child son muestra de lo bien que resultan las cosas cuando Auerbach y Carney se centran en crear buenas canciones.
Parece fácil, pero todo lo que conlleva mover la maquinaria de una banda es pesado, complicado, y más cuando los integrantes no se están entendiendo. Ahora que entendieron su lugar en la música entregan un disco más redondo, no tan pesado, pero con la fuerza suficiente para darse a notar en una industria que pone su atención en otros ritmos. Y lo lograron.
The Black Keys - Dropout Boogie
Nonesuch Records / 2022
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