Rosalía - Motomami
Columbia / 2022
Luego del rotundo e inesperado éxito de El Mal Querer, Rosalía se mantuvo lanzando sencillos por un rato hasta que anunció el lanzamiento de Motomami, un álbum que sí bien continúa dentro del flamenco urbano, la cantante se ha abierto a nuevos ritmos que alimentan el avasallador éxito que ha conseguido en poco tiempo.
Lo anterior implica que productores cercanos como Arca o el Guincho trabajaron de lleno con ella en este disco, pero también recibe a otros de mucho renombre como The Weeknd y Pharrell Williams, así como el apoyo en la letra de una canción por parte de James Blake.
Es decir, no se trata de cualquier producción, y para llegar a este punto, Rosalía tuvo qué dejar pasar tiempo para que las ideas de este disco fluyeron y maduraran. De es forma, Motomami es una franca exploración a su sexualidad, al desamor y diversas experiencias personales que fungen desde su propio punto de vista.
En este punto ya se lo que estás pensando: "claro, leo esta reseña pero el urbano no es lo mío". ¿Ya le diste la oportunidad? No es un álbum con la misma percusión de fondo en todas sus canciones. Hay que entender al urbano como un medio de expresión de esta generación. Lo he dicho anteriormente: a nosotros nos tocó el activismo político, defender causas sociales y el derecho a una mejor vida; a los jóvenes de hoy les toca defender su derecho a la sexualidad. De acuerdo a nuestro tiempo, cada quien pelea por lo que cree.
Con esa idea, la fina producción de El Guincho, Arca y muchos más da como resultado un álbum rico en sonidos, muy vanguardistas, pero sin dejar de dar brillo a la parte vintage. Rosalía tiene claro que el objetivo es despuntar, sonar en todas partes, conquistar todos los oídos del mundo. Y lo logra en 16 cortes que, eso sí, se van como agua entre las manos.
Desde que escuchas la bachata en La Fama, a dueto con The Weeknd, sabes que estás ante un disco distinto. Saoko, Chicken Teriyaki y Hentai son claras referencias a la cultura oriental, pero con claros guiños al reggaetón; Diablo también va por ese tenor, pero el saber que en la letra James Blake es el coautor da coherencia hasta en el sonido; CUUUUuuuuuute es quizá la pieza más extraña, que camina por terrenos de electrónica.
Delirio De Grandeza es un bolero flamenco que, además de sonar retro a full, encaja perfecto en un drama de Pedro Almodóvar; Bizcochito es la muestra más representativa de Motomami: cachonda y directa; finalmente Bulerías y Como Un G conservan las raíces españolas, que no podían faltar.
Este álbum es tan fino como sensual, con una Rosalía plena y cantando espectacular. La ingenuidad del disco anterior asemeja a la experiencia del primer amor: ahora que ya lo tuvo, sabe a lo que va y con ello confirma lo que desde hace tiempo ya sabemos: está en las grandes ligas.
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