Un disco de verdadero punk electrónico. Si, punk electrónico.
Día 143 de #EscucharUnDiscoDiario #PorqueLaMusicaImporta #366Discos
The Prodigy - The Fat Of The Land
1997 / Maverick / XL Recordings
Si sientes que estoy exagerando, o no los conoces o de plano creías que la electrónica es solo beat bailable. Pero hy mucho que explorar con esta banda que no es igual a otras del género, como Atari Teenage Riot. No es fácil etiquetarlos, pero es justo el punk electrónico lo más cercano a lo que hacen.
En los 90's se perdió el miedo a arriesgar, a decir lo que se pensaba. Y The Prodigy fue de las primeras bandas de electrónica que gozaron de popularidad gracias a su actitud, beats digeribles y mucha expolosividad y experimentación. Y no, este no fue su primer disco, pero sí el que los puso en boca de todos.
Muchos géneros dominaban la escena musical en 1997, nu metal, brit pop, reaggea, ska, trip hop, gangsta, y la electrónica, que para ese entonces comenzaba a permear en todos lados. Y justo bajo la bandera de ese último es que The Prodigy encendió, sencillo a sencillo, una perfecta maquinaria que ha durado muchos años.
Para The Fat Of The Land, había mucha transgresión, censura inhibida, psicodelia y mucho punk. Todo eso se notaba desde el peinado de Keith Flint, lo ofensivo en la letra de Smack My Bitch Up, hasta el sentir de un pirómano en Firestarter.
Y así, con todo eso, este disco fue un éxito. ¿Por qué no? Si cumple con todos los requerimientos que generaciones han buscado: la libre expresión. Aunque no del todo la gozaron. El video para Smack My Bitch Up fue censurado en los canales de música.
De todos modos fue suficiente para dejar huella, aunque para muchos solo haya sido en ese tiempo, porque a partir de este discelo comenzaron a espaciar cada vez más sus entregas. Pero cada una ha sido una excelente producción, aunque nunca se compare con esta.
Y es que aquí había de todo. beats bailables (Breathe), rock (Firestarter), psicodelia pura (Narayan), un ácido cover a L7 (Fuel My Fire), hip hop (Diesel Power) y experimentación total (Climbatize, Mindfields).
En los 90's se perdió el miedo a arriesgar, a decir lo que se pensaba. Y The Prodigy fue de las primeras bandas de electrónica que gozaron de popularidad gracias a su actitud, beats digeribles y mucha expolosividad y experimentación. Y no, este no fue su primer disco, pero sí el que los puso en boca de todos.
Muchos géneros dominaban la escena musical en 1997, nu metal, brit pop, reaggea, ska, trip hop, gangsta, y la electrónica, que para ese entonces comenzaba a permear en todos lados. Y justo bajo la bandera de ese último es que The Prodigy encendió, sencillo a sencillo, una perfecta maquinaria que ha durado muchos años.
Para The Fat Of The Land, había mucha transgresión, censura inhibida, psicodelia y mucho punk. Todo eso se notaba desde el peinado de Keith Flint, lo ofensivo en la letra de Smack My Bitch Up, hasta el sentir de un pirómano en Firestarter.
Y así, con todo eso, este disco fue un éxito. ¿Por qué no? Si cumple con todos los requerimientos que generaciones han buscado: la libre expresión. Aunque no del todo la gozaron. El video para Smack My Bitch Up fue censurado en los canales de música.
De todos modos fue suficiente para dejar huella, aunque para muchos solo haya sido en ese tiempo, porque a partir de este discelo comenzaron a espaciar cada vez más sus entregas. Pero cada una ha sido una excelente producción, aunque nunca se compare con esta.
Y es que aquí había de todo. beats bailables (Breathe), rock (Firestarter), psicodelia pura (Narayan), un ácido cover a L7 (Fuel My Fire), hip hop (Diesel Power) y experimentación total (Climbatize, Mindfields).
Pero eso no es todo, ¿a qué edad se enteraron de las maravillosas colaboraciones que tuvo este disco? Crispian Mills de Kula Shaker, Tom Morello de Rage Against The Machine (solo se incluye en la edición japonesa, pero también viene en el soundtrack de Spawn), Matt Cameron de Soundgarden se hizo cargo de varias baterías, Saffro de Republica, Gizz Butt de Pitchshifter, el rapero Kool Keith y la cantante Shahin Badar.
The Fat Of The Land ha prevalecido con el paso del tiempo, no se siente viejo ni mucho menos inservible. Al contrario, ha prevalecido sobre tantas propuestas de la electrónica por su constante experimentación. Es lo que hace falta hoy día: bandas sin miedo.
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