Por: Iván Cigarroa -El de Fleet Foxes es uno de esos discos que aprendes a valorar con el tiempo, de los que puedes reproducir más de una vez y no tr aburre, te gusta todavía más. Fue un álbum debut afortunado que tuvo un recibimiento importante por parte de los medios de comunicación y eso ayudó a que el público lo colocara en un lugar privilegiado en aquel año. Sin embargo, un sonido como el que poseía Fleet Foxes es atípico. No es fácil ser una banda de Seattle y despegarse del mote del grunge, pero además también porque su influencia musical se orientó más hacia el folk y el gospel, nada qué ver con Nirvana o Alice In Chains . Escuchar singles como Your Protector o White Winter Hymnal dejaban claro que no tenían nada qué ver con el indie rock de la época, al emo o al punk rock. Nada qué ver. Esto era más puro, más nostálgico, más reflexivo. Folk y gospel. El sonido logrado captura el ambiente de iglesia, con sus cantos llenos de coros al unísono, guitarras limpias, suave...
Retomando el perdido arte de reseñar discos.