En el caso de Sirenia, la banda basada en Noruega y liderada por Morten Veland, nos entregan su onceavo disco de estudio llamado 1977, y si en el párrafo anterior hablamos del problema creativo que sufre el metal sinfónico, he de decir que Sirenia nos acaba de devolver el alma al cuerpo. Durante el último mes nos regalaron algunos sencillos. Uno hermoso, el cóver de Twist in my Sobriety de Tanika Tikaram, que conserva su esencia dance, pero que le agrega atmósferas épicas gracias a los teclados de Morten Veland y su típica sección de batería, bajo y guitarra de cuatro acordes que sostienen todas sus canciones.
Algo que ha sido una constante en Sirenia es la rotación de su vocalista. Mujeres han pasado y siempre Veland sale a decir que espera que ésta sí sea la definitiva. La encargada del micrófono ahora es Emma Zoldan, quien había sido corista de estudio del grupo desde el día uno y que ahora llega a su tercer disco con la banda. Lo que hace que este álbum suene increíble es la intención de darle protagonismo a Emma Zoldan. Aquí la música es una sola voz, la producción es tremendamente limpia, cada instrumento se escucha perfectamente y se alternan en momentos para brillar por separado.
¿Pero dije que la voz de Emma es lo principal? Las canciones están compuestas de tal manera que se crean huecos donde entra ella. Huecos que la rodean y la protegen. Es increíble lo que se puede lograr cuando se trabaja para un objetivo, pues si comparamos la voz de Emma Zoldan con anteriores vocalistas de Sirenia, ella no es la mejor. Tiene mejores registros Monika Pedersen.
Un álbum rico musicalmente, cada tema tiene múltiples capas, y ninguno pierde en elegancia. Tal parece que el objetivo era sonar épico, variado y atrevido. Existe una conjunción hermosa entre los paisajes rockeros y los electrónicos. Escúchese Nomadic como prueba. En The Setting Darkness encontraron una atmósfera de inicio cautivante. Es bello entender la mente musical de Morten Veland, que demuestra ser un artista consumado, entendedor de la música clásica, la ópera, el rock, el metal y el pop, todo ello al servicio de una canción.
Sirenia entró muy inspirado al estudio a grabar 1977. Es definitivamente su mejor disco en mucho tiempo. Se notan inspirados, contentos y convencidos de lo que están haciendo. Los temas aquí incluidos tienen los suficientes rompimientos y vueltas para mantenerte permanentemente sorprendido y cautivado. Si bien hay muchos sonidos que no son del todo nuevos y que responden a esquemas ya definidos, es la forma en cómo mezclan esas influencias. Otra prueba es A Thousand Scars, un tema épico con tendencias al rock arena.
Y si para los seguidores de Sirenia, hay sonidos que ya son esperados, nos rompen el esquema con canciones como Fading to the Deepest Black, que tiene un inicio death metal para después transformarse en un himno sinfónico y acústico con un pasaje vocal precioso por el mismo Morten Veland. Hay mucha inspiración aquí. Otro ejemplo es la acústica Oceans Away.
No sé si éste será el mejor disco de metal sinfónico del año, pero tienen muchas posibilidades. Esta vez me volaron la cabeza.
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