Por: Saúl Ordóñez
-Escribir sobre Björk es todo un reto. ¿Qué se puede decir sobre esta islandesa que no se haya dicho ya? Sin discusión, es una de las artistas vivas más importantes a nivel mundial, no solo en la música, como cantante, compositora, productora y DJ, pues la influencia de su trabajo –sola y en conjunto–, se extiende al cine, las artes visuales y la moda, además de la tecnología y la enseñanza musical. Pero, una reseña es producto de la subjetividad, un ejercicio del gusto, de la capacidad de juicio. Así que me dispongo a compartir mi lectura de quien admiro como creadora y como mujer, como ser humano –aunque bien le quedan las etiquetas “transhumano” o “posthumano”.
Björk se ha caracterizado por crear álbumes conceptuales, es decir, no solo compilaciones más o menos fortuitas de canciones, sino obras totales a cuya significación contribuyen, además de los títulos, con unidad formal y/o temática, el arte del disco, los videos de los sencillos, los conciertos que los rodean e, incluso, aplicaciones –como para Biophilia (2011)– o el “Set para llamar pájaros” y las máscaras para Utopia (2017), los cuales me obligan a adelantar un punto medular para esta reseña: la increíble capacidad de Björk para colaborar con equipos multidisciplinarios. Así, cada uno de sus álbumes y los demás productos que los acompañan cuentan una historia –que suele referirse a su vida cotidiana, aunque, por otra parte, se ha mantenido ajena a los medios– y/o comunican un concepto o idea.
Medúlla (2004) es el sexto álbum de estudio como solista de la islandesa. El título es la palabra latina para referirse a la sustancia, la esencia, a lo más fundamental. Así, casi en su totalidad, está constituido por nuestro primer instrumento: la voz. Voces humanas de las más diversas tradiciones musicales, algunas alteradas electrónicamente para lograr una diversidad de tonos y emociones que narran la experiencia medular de ser madre.
Destacaré algunos de entre sus catorce tracks. El primero, The pleasure is all mine, nos recuerda que gana más quien da que quien recibe. La participación de Tanya Tagaq, cantante de garganta inuit, y Mike Patton, actualmente considerado la voz con el registro más amplio, además de The Icelandic Choir y los beats de Rahzel, nos sumergen en una atmósfera que va de sonidos guturales, como de parto, animales, si se me permite la expresión, que no tiene una intención peyorativa, al mundo tecnificado de hoy, aunque, no lo olvidemos, casi en su totalidad el álbum está compuesto por voces.
El segundo track es especialmente conmovedor. Show me forgiveness es una canción a capella sobre pedir perdón a uno mismo por haber perdido la fe en uno mismo y muestra las dotes interpretativas y vocales de Björk.
Vökuró es la recreación de una canción de cuna tradicional islandesa. El arreglo coral la convierte en música sacra. Cabe resaltar que Björk pocas veces canta en su lengua natal, pues, según ha declarado, la reserva para lo más íntimo, lo cual nos da una idea de lo medulares que son este tema, Öll Birtan y Miðvikudags, estos últimos compuestos solo con la voz de la artista. Medúlla fue el primer álbum en que incluyó líricas completamente en islandés.
El último track del disco, Triumph of a heart, da un vigoroso mensaje sobre el triunfo del corazón que lo da todo, que lo rinde todo, y una muestra ejemplar de las capacidades de la voz como instrumento.
No me queda sino destacar Oceania, presentado en la apertura de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, con su fuerte mensaje sobre la hermandad sustancial de todos los seres humanos, hijos de la misma madre mar.
En breve, Medúlla muestra el vanguardismo, la radicalidad creativa y la experimentación de Björk, al par que su formación académica y su conocimiento de la tradición, de muy variadas tradiciones musicales y, sin embargo, es accesible a un público general, a diferencia de Vulnicura o Utopia. Nos recuerda que todos somos hermanos, una gran familia, descendemos de los mismos ancestros, más allá de cualquier diferencia política, de todos los Osamas y los Bushes, dice Mouth’s Cradle, compartimos las mismas experiencias fundamentales, tenemos la misma médula.
Permítaseme una nota final. El documental The inner or deep part of an animal or plant structure, sobre la realización del álbum, nos muestra a Björk como una creadora realmente exigente con sus colaboradores, pero capaz de comunicarse directamente, sin intermediarios, con ellos, aunque no tengan una “carrera”, aunque sean “nadie”, de par a par. Una enorme lección de humildad para todo artista y para todo ser humano.
Björk - Medúlla
Elektra / 2004
Comentarios
Publicar un comentario