Por: Iván Cigarroa
-Tras muchos intentos por un lugar en la música, finalmente Seal logró conectar con un estilo y concepto que lo llevó a ser firmado por ZTT y Sire Records, con lo cual lanzó un poderoso álbum debut que lo catapultó al estrellato (término empleado antes de que existieran las redes sociales y se supliera la palabra por viral). Pero este éxito inusitado no habría sido posible si no hubiera conocido a Adamski, DJ inglés con quien compuso el éxito Killer y por el cual fue conocido por los ejecutivos discográficos.
Si bien Killer fue una punta de lanza, inicialmente fue de forma local, ya que con dicho single se presentó ante las disqueras, encontrando en Seal (cuyo nombre real es Henry Olusegun Adeola Samuel) un valioso elemento que podría destacar en los tiempos por venir. Los 80 morían y su hedor seguía vivo en el sonido de la época, había qué matarlo, y antes de que el mundo conociera a Nirvana y todo el rock alternativo por venir, el inglés bien pesaba su talento como el diamante más valioso.
Pero todos sabemos que Killer no fue el momento álgido del debut de Seal. Para llegar ahí hay que tener claro que otro valor agregado era su concepto/mensaje. Si bien el amor forma parte de su propuesta pop, no era el amor de pareja ni era lo tan pop de su propuesta lo que destacó desde un principio: hablar de hermandad, evolución, unión y amor propio tenía más sentido para él. Todos hablaban del amor de pareja y las películas y series retrataban esa idea, él pensaba distinto y lo reflejó en los nueve temas que conforman su álbum debut homónimo.
Como dije, no era tan pop su propuesta. Ritmos negros, electrónica que iba un poco más allá del eurodance imperante y ciertos aires alternativos proliferan aquí, pero con mayor orientación al jazz, funk y soul. Y todo eso lo embelleció poderosamente la producción de Trevor Horn, bajista prolífico e integrante de The Boomers, pero con mayor renombre detrás de la consola. Consiguió crear un álbum muy completo, perfecto y adelantado a su tiempo, nadie sonaba como Seal, todos parecían Robert Palmer o Simply Red. Seal no, tenía otra visión.
Entre cada pieza hay un aire esperanzador que nada tiene qué ver con La Rosa De Guadalupe, pero en su momento se sintió un halo sonoro distinto, acorde a los tiempos por venir. Future Love Paradise, Show Me o Deep Water para nada obedecían al estándar de la época y a su forma de cantar; Violet, Whirlpool y Wild son una deliciosa fusión entre pop, soul y jazz que no tenían comparación en aquellos tiempos; The Beginning rompió los moldes, era una forma.distinta de hacer y percibir la música electrónica; Killer incluye potentes guitarras que se diluyen como el eco, en un ritmo lento y cadencioso; pero todos sabemos que es Crazy, con su poderoso llamado a ser distintos, locos e imaginativos, lo que le dio el éxito definitivo, con una frase tan definitoria como "en un cielo lleno de gente unos cuantos quieren volar, ¿eso no es de locos?". Un llamado al empoderamiento, a la evolución, que muy pocos abarcaban en aquel entonces, pero nadie como Seal, que en un pop rock con tintes soul y electro, definió una era en la que MC Hammer y Vanilla Ice lideraban los charts.
Cuando creas música simplemente te dejas llevar por ideas, conceptos y sensibilidad. Una mezcla de todo eso y quizá de otros factores, como las experiencias personales. No estás pensando en crear algo atemporal, eso se da. Seal logró un álbum único con su talento y producción de Trevor Horn. Tal vez otros discos tengan baladas geniales como Kiss From A Rose, pero Seal sentó las bases para que todo eso fuera posible, era mejor hablarle a la comunidad, a crecer como humanos, crear consciencia y amarnos los unos a los otros. Sí, se adelantó a su tiempo. Discazo.
Seal - Seal
Sire / 1991
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