Dangerous se inclinó más por el rock que la música disco. Ese sonido Motown que imperaba en sus primeros discos ya no se percibía en esta producción.
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Michael Jackson - Dangerous
1991 / Epic RecordsMe costó mucho decidirme a reseñar algún disco de Michael Jackson. Luego de enterarme de las porquerías que hizo en vida con algunos niños en el documental Leaving Neverland, lo veté por completo y no lo escuché desde entonces hasta ahora. Lo que analicé mientras escuché las canciones bien puede interpretarse como si estuvieran dedicadas a los infantes, lo cual me asqueó más, pero una vez superada esa parte volví a apreciar está obra en su total esplendor, porque no lo disculpo, pero aunque todos podemos sentir que es culpable por abuso de menores, al final del día, tristemente no nos consta.
Así que Dangerous se vuelve un disco trascendental en la carrera del finado, por lo menos para mí, más que Bad, porque tuvo cambios medulares en la música: se inclinó más por el rock, un género que en 1991 estaba más en boga que la música disco que siempre fue la base de su estilo. Ese sonido Motown que imperaba en sus primeros discos bajo la mano de Quincy Jones difícilmente se puede percibir en esta producción. Además del rock, comienza a tender hacia el hip hop con sampleos, scratches y algunos raperos invitados.
Los cambios importantes, más allá de los de su piel, era una forma de mantenerse vigente con los nuevos tiempos. Recién un nuevo sonido comenzó a inundar el mercado, amenazando con dejar en el olvido a todo aquel que no se renovara: el grunge. Y de hecho, tras varias semanas en el primer lugar por altas ventas con este disco, el menor del clan Jackson fue desbancado por la banda que lideró este género, Nirvana.
Así las cosas, Michael tuvo tiempo para escribir, estructurar y montar las coreografías de Dangerous, de manera que pudiera gustar a las nuevas generaciones. El resultado fue evidente: 10 sencillos de 14 que incluye el disco, todos con su respectivo video (con un derroche impresionante de recursos, efectos e invitados especiales como Michael Jordan, Eddie Murphy, Naomi Campbell, Macaulay Culkin, entre otros); una participación memorable en el Superbowl de 1993; su gira más larga y vendida. En fin, fue el mejor momento del Rey del Pop.
Las colaboraciones también estuvieron a la orden del día: Heavy D en Jam, Slash en Black Or White y Give In To Me, y, hay que decirlo, una incipiente Sheryl Crow participó en los coros. Es el álbum más personal dónde habló de desigualdad social en Why You Wanna Trip On Me, sexualidad en In The Closet, un mundo utópico en Heal The World, de amor y desamor en Who Is It, Dangerous y Will You Be There, y un lamento por un amigo perdido en Gone Too Soon.
Musicalmente, este disco se centra en el rock y el new jack swing, además de otros como el R&B, pop y hip hop, pero cada canción, en esencia, cumplía con el pop rock que buscaba ganarse a una nueva generación. Probablemente esté disco, para muchos, sea inferior a Bad u Off The Wall (Thriller no cuenta, es insuperable), pero queda claro que marcó un hito y una influencia en músicos como Justin Bieber, Ariana Grande, Justin Timberlake o Pharrell Williams, así que el legado musical, del que sí da gusto hablar de él, sigue vigente.
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