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Departamento 402



8 de mayo de 2018

Por favor lean esto.

Hace un año todo cambió aquí; las cosas no han sido igual para mi aunque muchos en el edificio parecen haber olvidado el grave incidente que dejó sin vida -y sin cabeza- a la novia del vecino del apartamento 501.

Mucho ha pasado desde aquel fatídico día en que vi más de lo que hubiera deseado. Supongo que algunos de los que leyeron mi publicación de hace un año han pensado que estoy loco, pero si lo estoy entonces ¿qué pasa con la vecina del apartamento 402?

Trataré de resumir lo más rápido posible lo que ha pasado en el último año, no se si esta mujer tenga el oído tan agudo, tan refinado, que sea capaz de detectar cada tecla que oprimo en este dispositivo y adivine lo que escribo: luego de que la policía declarara el caso del apartamento 501 como "un hecho aislado" y que se diera por perdido al vecino asesino, tras abrir una línea de investigación de la cuál desconozco el número porque la burocracia de la estación "no encuentra la carpeta", todos los vecinos olvidaron lo acontecido arriba de mi departamento, tan fácil como si fuera un apagón cualquiera en la colonia.

Pero yo no. Durante un tiempo viví con miedo y el horror de lo que presencié, me despertaba cada noche. Esta situación siguió igual hasta que comenzaron a pasar cosas muy raras en el departamento de al lado.

Comenzó en la noche, con un ruido extraño que después identifiqué que era como cuando rascas la pared...con las uñas. Esto en el muro que me separa del apartamento contiguo y que se encientra en mi sala. Las primeras noches escuchaba ese ruido y trataba de no tomarle importancia, pero con el tiempo me di cuenta que esto sucedía siempre a las 3:33 a.m. Al principio ignoraba por qué a esa hora sucedían las cosas. Hoy no quiero saberlo.

Esta mujer es problemática. Odiosa, busca imponer sus decisiones en las juntas vecinales, mediante actitudes groseras y hoscas, ofende a quien no esté de acuerdo con sus ideas -yo entre ellos-. Con el tiempo noté que había llegado un punto en que los vecinos aceptaban todas sus propuestas. Una de ellas implicaba clausurar el departamento 501 y no permitir que nadie más habitara el lugar, pero ella conservaría las llaves "por si alguna vez se ofrece entrar". Yo cuestioné por qué debía ser ella y altiva respondió que esas decisiones solo competen a ella por ser la primera que habitó el edificio; por más que argumenté las razones por la que esto no debiera ser así, el resto de los vecinos asintieron a favor de ella y no pude refutar más. Sin embargo en ese momento y por alegarle tanto, en retrospectiva, me doy cuenta que me gané su desprecio.

Esa situación fue suficiente para que el infierno tocara a mi puerta y sus llamas mortales me quemaran aun más que cuando el incidente de arriba. Así que el sonido en la pared me pareció una forma de molestar de su parte, porque aunque era al otro lado de la pared, dado el silencio de la madrugada, lo escuchaba bastante fuerte. Quería reclamar, pero la experiencia de hace un año me impedía hacerlo.

Decidí salir. Pero solo para escuchar desde su puerta. Y eso hice aunque al recordar para contarlo no puedo evitar llenarme de miedo: acerqué mi oído a la puerta. Y a la par del rasqueteo escuchaba unas pequeñas risas agudas. ¿Recuerdan como reía Smeagol? Pues era algo así. No pasaron ni cinco segundos de haber comenzado cuando sentí una respiración en mi espalda: era la vecina que estaba atrás de mi. Al parecer acababa de llegar porque venía muy arreglada con ropas negras, su cabello suelto, negro y largo cubriendo su rostro, pero sin maquillaje. Con cierto sarcasmo me observaba. "¿Qué estás husmeando?" Lleno de terror traté de explicarle, pero solo pude balbucear. Así que me ignoró y entró a su departamento.

Volvió a pasar lo mismo algunos días después. A las 3:33 a.m. me despertaron unos lamentos. Me dio más miedo aquella vez, mi piel se erizó y se eriza ahora que lo cuento; salí de mi recámara para identificar de dónde provenían los lamentos. Solo bastó llegar a la sala para darme cuenta que venían de a lado. Reconocí inmediatamente los lamentos: se trata de Aghast, un disco grabado por dos supuestas brujas noruegas en los años 90, Nebelhexë y Nachtexe son sus nombres, y se trata del álbum Hexerei Im Zwielichet Der Finsternis. Suena así: 


Si bien soy fan de ese dueto, me molestó muchísimo que a esa hora a alguien se le ocurriera ponerlo en su reproductor. Comenzaba a exasperarme y quería reclamar esta vez, pero de pronto los lamentos comenzaron a apartarse de la música, es decir, sonaban cada vez más y más reales. Poco a poco eran más fuertes hasta que se convirtieron en jadeos conocidos: eran los de la dama del apartamento 501 que escuché hace un año. ¿¿WTF?? Pronto se convirtieron en gritos y se repitió la historia: la cabeza se rompió contra la pared.

Salí inmediatamente pero al abrir la puerta todos los sonidos se detuvieron. El silencio imperaba. Ni el viento soplaba y de haberlo hecho habria sido de una forma siniestra. Volví a cometer el error de pegar oído a la puerta y ni cinco segundos habían pasado cuando detrás de mi apareció la mujer, totalmente molesta, en negro ataviada y reclamando: "¡lárguese de aquí".

¿Qué chingados está pasando? Me pregunté. Peor: ¿¡Que chingados ME está pasando!? ¿Por qué a mi? No entendía como es que esos ruidos salían de la casa y terminaban justo cuando la mujer llegaba. O sea, ella no estaba; así que inferí que vivía con alguien más y seguramente ella debía de estar al tanto, pero la mente divaga mucho y también me hacía pensar que posiblemente estaría equivocado.

Decidí investigar, pero las jornadas en mi trabajo y el tour de medios me mantuvieron algunos días ocupado. Me relajé un poco más porque durante varios días no pasó absolutamente nada pero cometí el error de confiarme. Una vez más.

3:33 a.m. y vuelvo a despertar. Inmediatamente siento un profundo asco. Un olor penetrante y poderoso inunda el cuarto, así que, como en el sismo del 7 de septiembre, salí disparado de la habitación. Quería alejarme para tomar un respiro pero aunque oscuro, el resto del departamento tambien hedía igual. Como ya no aguantaba entré al baño a vomitar pero cuál fue mi sorpresa que al abrir la puerta salieron miles de moscas. Todavía no encendía la luz como para verlas pero el zumbido sordo fue suficiente para darme cuenta que no eran pocas. Me encerré ahí y encendí la luz pero al acercarme al retrete vi dentro una gran cantidad de excremento. Y al tiempo y entre la peste, también identifiqué que había pus y sangre. Obviamente descargué todo ahí y el olor y la desgracia fue mayor. En este punto coincidirán conmigo en que fue verdaderamente asqueroso.

Salí del departamento y esta vez no pegué oreja en la puerta de a lado. Simplemente veía atónito hacia la mía y fue en ese momento cuando escuché su voz: "¡Quítese! ¡Qué asco!" Y se encerró.

Estaba harto, tenía que hacer algo al respecto, así que el fin de semana traté de saber qué estaba pasando. Me acerqué a Félix, el conserje del edificio, para preguntarle por la señora. Me saludó alegremente pero apenas pregunté "¿sabes qué pasa con la señora del 402?" Cuando sentí un cambió en su mirada y actitud. La amabilidad característica de un señor humilde de 50 años se transformó en miedo y solo atinó a decirme: "deje en paz a la señora Elly". Pero yo insistí en que probablemente alguien en su departamento hacia ruidos. Sus ojos se abrieron muchísimo, meditó un momento y me respondió: "ella siempre ha estado sola, desde que llegó aquí ha sido así y nunca ha traído visitas a su casa. Ahora váyase y no vuelva a preguntar".

Me sorprendió la actitud de don Felix, así que me fui. No lo vi en días. Supe de él cuando el administrador del edificio notificó a todos que, sin dar explicación alguna, Felix dejó de ir a trabajar a la unidad.

Yo ya tenía algo de información: sabía que la mujer se llama Elly y que vive sola. Pero faltaba saber por qué se suscitan esos ruidos en la noche y por qué a las 3:33 a.m. En ese punto todo empeoró.

Desperté a las 3:33 a.m. y todo lo que me había pasado hasta el momento, TODO, se repitió: el rasqueteo en la pared, la música de Aghast y el olor fétido. Al mismo tiempo cada una de esas desgracias estaba sucediendo. Quise salir, pero en el ojo de la puerta alcancé a ver la silueta de Elly frente al departamento observando, como si supiera que yo estaba ahí; lo peor vino cuando decidí regresar a mi recámara, al pasar por la ventana vi una sombra, la luz que provenía desde fuera proyectaba una silueta, al abrirla vi con horror que estaba ahí, colgado de una cuerda sobre el cuello y que caía desde la azotea. Felix. Me miraba. Y solo dijo dos palabras mientras me señalaba: Elly Kedward.

Entré al cuarto y me cubrí con la cobija hasta la cabeza, con una sudadera me tapé la nariz porque aún por debajo el olor era insoportable. Me quedé así no se hasta cuándo, en algún momento me dormí. O probablemente me desmayé.

La he pasado bastante mal. Ya entendí que en el apartamento 501 hay una vibra negra muy fuerte, que la locura debe ser mi nuevo estado natural, porque aunque todos los sonidos se escuchan al lado, en realidad suceden arriba, porque ese espacio lo usa Elly Kedward para sus rituales. No debí googlear su nombre.

No puedo creer que me esté pasando esto, tuve suficiente con lo del 501 y justo ahora vuelve a pasarme otra vez. Un año después. No quiero dormir, no quiero cerrar los ojos y cuento esto por si me pasa algo, pero sobre todo, no quiero que den las 3:33 a.m...


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