Por: Guillermo Urpadilleta -Quienes escuchamos música sabemos muy bien que este tipo de arte es una forma muy común y creativa de expresar emociones y anécdotas, por eso mismo los artistas y músicos suelen explayarse en ella, utilizando en ocasiones la ficción, pero en otras, sus propias vivencias. Si algo nos ha dado Maggie Rogers en su aún breve trayectoria musical es eso, la honestidad a través de sus propias vivencias (y las de sus conocidos). Primero nos entregó en 2019 Heard it In a Past Life , álbum debut que la comenzó a colocar en listas populares y en el radar de diversos melómanos, principalmente estadunidenses, en donde hitazos como Light On o Alaska mostraron su sensibilidad ante situaciones muy comunes, como las relaciones, la distancia, la incertidumbre. Después en 2022 nos dio Surrender , donde reforzó ese sonido pop con esencia folk, pero agregándole una sutil sustancia rockera; tracks como That’s Where I Am o Want Want dispararon su popularidad, y su nombre ya es
Cosas que no vienen al caso
Retomando el perdido arte de reseñar discos.